¿Qué implica la sinodalidad?
- Una conversión sinodal implica cambio de ritmo, pensando en buscar siempre la unidad entre tanta diversidad y atrevernos a soñar juntos, con el compromiso de ayudar, esperar y ser comunión con los hermanos, mirando en el horizonte que caminamos con y hacía Jesucristo.
- Empezar con escuchar a Dios para luego escuchar a nuestros hermanos. Es importante ser tolerantes con el otro para que pueda existir el diálogo. Saber trabajar en equipo para fortalecer la unidad en la diversidad de la comunidad. Finalmente, implica un cambio radical en la realidad en que vivimos.
- Reconocer la diversidad como riqueza para ser Iglesia. Escuchándonos los unos a los otros para así poder escuchar al Espíritu Santo.
- Salida en actitud de desafío, reconociendo que todos somos llamados a ser misión desde nuestra consagración bautismal. Esta actitud debe ser participativa, para caminar juntos en la formación integral, se trata de una escuela de diálogo, escucha y conversión.
¿Qué medios tenemos para vivir la sinodalidad?
- Las principales herramientas se enmarcan dentro de la catequesis, prevaleciendo el testimonio y el diálogo, para que luego en el discernimiento seamos misioneros y realicemos un trabajo social en torno a la dignificación de quienes no han caminado con nosotros.
- Con la acción del Espíritu Santo podremos renovar nuestra misión. Así por medio de la inclusión reconoceremos en nosotros y en las comunidades las fortalezas y debilidades que se viven desde las diversidades culturales, sociales y económicas.
- Debemos empezar por transformar nuestro “metro cuadrado” Con el fin de dar la gracia que recibimos de Dios por nuestra consagración bautismal.
- Un medio necesario es la vivencia de la unidad, reconociendo como positivo el hecho de la escucha, el silencio y el sentido de pertenencia, porque saber hablar es saber callar, venciendo el egoísmo, el individualismo, el abuso de poder y la uniformidad.
Es fundamental que la clave de la sinodalidad es la capacidad de escuchar, lo esencial está en el corazón y esto implicará obedecer para ser fieles a la alianza de amor que nos da el Señor y así seamos Iglesia Pueblo de Dios.