Regina Caeli
El Evangelio del sexto domingo de Pascua, nos habla del Espíritu Santo, que Jesús llama Paráclito (cfr. Jn 14,15-17). Paráclito es una palabra que proviene del griego, y que significa al mismo tiempo el que consuela y abogado. El Espíritu Santo nunca nos deja solos, está junto a nosotros, como un abogado que asiste al imputado estando a su lado. Y nos sugiere cómo defendernos de quien nos acusa. Recordemos que el gran acusador es siempre el diablo, que pone dentro de uno el deseo del pecado, los pecados, la maldad. Reflexionemos sobre estos dos aspectos: su cercanía y su ayuda contra quien nos acusa.