CONTRIBUIR AL DESARROLLO HUMANO INTEGRAL
De todas las personas, de modo especial, de los más pobres y vulnerados en la ciudad y los municipios, a partir del reconocimiento de su dignidad de hijos de Dios, hermanos y ciudadanos, por medio de redes de solidaridad e inclusión y del cuidado de la casa común, desde las propias comunidades eclesiales, según el Espíritu de Jesucristo, Buen Samaritano.