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“Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos” Lc 3, 4
“Preparen el camino del Señor, enderecen sus senderos” Lc 3, 4
En el tiempo de preparación para el Trayecto 2025 de nuestro Camino Discipular Misionero, “Festejar la Esperanza”, nos encontramos como familia vicarial para disponer nuestro corazón para el Adviento y la Navidad.
Vivimos tres retiros de preparación para estos tiempos litúrgicos, que nos recuerdan la presencia del Señor a través del misterio de la Encarnación y nos invitan a mantener encendidas nuestra fe, esperanza y caridad.
El primero de ellos estuvo dirigido a los trabajadores de nuestras parroquias y fue acompañado por el Padre Marino Marín Marmolejo, párroco en San Juan Pablo II y Licenciado en Teología de la Pontificia Facultad Teológica de Teresianum. A lo largo de la jornada, el sacerdote nos recordó algunos puntos relevantes para vivir el adviento, entre ellos: la importancia de preparar nuestro corazón para que sea la cuna de Jesús, la invitación a reconocer el silencio como un tesoro para escuchar la voz de Dios y el llamado a unir nuestros corazones al de Cristo para dar frutos de amor.
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En la segunda jornada tuvimos la oportunidad de encontrarnos con los sacerdotes y vida consagrada de nuestra Vicaría. Este retiro fue acompañado por Monseñor Mauricio Urbina, Vicario Episcopal Territorial de San Pablo y Licenciado en Sagrada Escritura en el Pontificio Colegio Pio Latinoamericano de Roma; quien nos recordó que el adviento es un llamado a despertar de nuestro adormecimiento y quietud para estar a la expectativa gozosa de la venida del Señor. También nos invitó a reconocer nuestra identidad de profetas, cuya voz se levanta para llamar a la conversión y a la esperanza. Finalmente nos exhortó a confiar en las promesas del Señor y a vivir la misión de anunciar su alegría con nuestra presencia.
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Nuestro último retiro fue dirigido a animadores parroquiales y estuvo acompañado por el equipo de evangelización de la Vicaría de San José. En este encuentro nos centramos en el adviento como un tiempo de alegría, conversión y esperanza. Con respecto a la alegría nos unimos a la invitación del Papa Francisco a reconocerla como “la respiración del cristiano”; sobre la conversión recordamos el llamado a entrar en nuestro interior para disponer nuestro cuerpo, mente y espíritu para la llegada del Señor y finalmente; reavivamos nuestra esperanza que se nutre en la certeza de que el Señor está con nosotros y en la promesa de que viviremos eternamente con Él.
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